El Castillo de Palazuelos,
ubicado en la villa amurallada del mismo nombre, antiguo señorío,
es el único castillo que mandó construir de nueva planta,
hacia el año 1454, D. Iñigo López de Mendoza, primer
marqués de Santillana, cuya importancia en la época fue
considerable no sólo como político sino también como
escritor y poeta.
El castillo, atribuido al arquitecto Juan Guas, representa uno de sus
primeros trabajos donde ya deja constancia en su diseño, de elementos
que posteriormente repetirá en obras como el Castillo de Manzanares
el Real (Madrid), Belmonte (Cuenca) o Monbeltrán (Avila).
Hay que señalar que D. Iñigo López de Mendoza no
llegó a ver terminada su obra ya que falleció en 1458, aunque
ello no impidió que lo terminara junto con las murallas su hijo
menor D. Pedro Hurtado de Mendoza, fallecido en 1505, Señor de
Tamajón y Adelantado de Cazorla, al heredar el citado castillo.
De ello, queda testimonio en los escudos de armas de los Mendoza y de
su segunda esposa, Dña. Juana de Valencia, dama de la reina Isabel
la Católica, que se encuentran en las puertas de las murallas de
la villa de Palazuelos. Por distintas circunstancias hereditarias, toda
la herencia de D. Pedro Hurtado de Mendoza, en la que se incluía
el Señorío de Palazuelos, pasan a la rama de los hijos del
Cardenal Mendoza, mediante los cuales se incorporará dicho señorío
a la Casa Ducal de Pastrana, perteneciente a doña Ana de Mendoza
y de la Cerda , Princesa de Éboli. Posteriormente, su titularidad
pasó a la Casa Ducal del Infantado.
En 1811, durante la guerra de la Independencia, Juan Martín "El
Empecinado" mantuvo una dura batalla contra los franceses en el castillo
de Palazuelos, causa ésta principal de su destrucción y
abandono por parte de sus propietarios.
Según noticias orales contrastadas, antes de la Guerra Civil se
hicieron obras en el interior para adecuar el castillo como fábrica
de harinas. Se practicaron numerosas rozas en los muros y se instaló
un transformador eléctrico construyendo para ello un extraño
cupulín, que aún hoy permanece, en la torre sureste. Estas
obras no llegaron terminarse, ya que mediante el Decreto de 3 de junio
de 1931 del Gobierno Provisional, refrendado por el ministro de Instrucción
Pública, D. Marcelino Domingo que previos los informes de las juntas
Superiores de Excavaciones y del Tesoro Artístico Nacional y de
conformidad con la Ley de 9 de agosto de 1926, sin más preámbulo,
y en un solo artículo, se declararon monumentos histórico-artísticos,
pertenecientes a dicho Tesoro Nacional, setecientos cincuenta de todas
clases, como templos y monasterios, palacios y ruinas, etc., y cerca de
un centenar de castillos. Entre estos, el Castillo y murallas de Palazuelos.
Durante la guerra civil el castillo, pese a su deterioro, dió cobijo
a tropas italianas. Posteriormente, cayó en desuso, sirviendo de
cuadra y vertedero, hasta nuestros días, y con la única
intervención en 1953, a través de la Dirección General
de Bellas Artes, de unas pequeñas obras de consolidación.
Tras la investigación de la titularidad del Castillo y las murallas,
el Estado procedió a incorporar dichos bienes al patrimonio del
Estado. Posteriormente, en conformidad con lo dispuesto en la Ley de Patrimonio
del Estado, por Orden Ministerial de 9 de junio de 1973, declara la alienabilidad
del castillo y las murallas y por Orden Ministerial de 24 de mayo de 1974
fue acordada su enajenación. El 27 de noviembre de ese mismo año,
en la Delegación de Hacienda de Guadalajara, se celebró
la correspondiente subasta adjudicándose dicha finca al mejor postor.
En 1998, el castillo y las murallas fueron adquiridos por otro particular,
cuya propiedad ostenta en la actualidad.
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